Enojarse no vale lo que cuesta

Enojo

Enojarse es permitir que las emociones negativas te embarguen, es perder el control, es ceder nuestra luz al lado oscuro. Al enojarnos nuestro cuerpo deja de ser nuestro y pasa a ser nuestra némesis. Sin embargo, descontrolarnos no es el único riesgo al molestarnos. Estudios han demostrado que no saber manejar las emociones negativas como la ira repercute en enfermedades crónicas. Según la medicina china, cada emoción está relacionada con un órgano.

  • Así pues, las manifestaciones de ira intensa, de esas que nos suben hasta la presión arterial, terminan lastimando a nuestro hígado; los estados depresivos dañan a nuestro corazón; la preocupación, los pulmones y el miedo, los riñones y el estómago, por solo mencionar unos cuantos.
  • No se trata de que contengas tus emociones, sino de que aprendas a manejarlas. Es normal que estas se hagan presentes en positivo o en negativo, porque somos emociones así como somos carne y hueso. El problema radica cuando se adueñan de nosotros, al punto de dictaminar nuestros estados de ánimo, nuestras decisiones, nuestra vida.
  • Cada cosa que sentimos es una descarga de sustancias químicas en nuestro cuerpo, algunas nos hacen mucho bien y otras tantas mucho mal. Infortunadamente, no podemos decidir qué emoción sentir y cuál no, porque en la mayoría de los casos esto escapa a nuestro poder.
  • Lo que sí podemos hacer es preparar nuestro cuerpo para que cuando se den circunstancias que nos puedan hacer explotar nos encontremos en un nivel emocional tal que estas no nos afecten como lo harían cuando desde antes ya estamos alterados.
  • Lo que debes hacer:
    • Duerme suficiente
  • Por lo general, cuando no estamos bien descansados nuestro humor cambia y explotamos a la menor provocación.
    • No tomes las cosas de manera personal
  • No es simple, es cierto, pero si procuras ponerte en el lugar de la otra persona distraerás la emoción negativa.
    • Concientízate de que no es buena idea tomar decisiones cuando estás enojado
  • No es decirlo, es hacerlo; aprende a esperar a que pase la tormenta para pensar en qué hacer en función de lo que haya sucedido.
    • Piensa en las consecuencias
  • A veces esto es suficiente para poner un freno de mano al coraje. No pierdas lo más por lo menos.
    • Haz ejercicio
  • Cada persona es distinta, así que con base en tu personalidad será el tipo de entrenamiento. Los ejercicios de relajación como el yoga son los más recomendables, pero algunas personas requieren de algo más intenso para sacar las emociones.
  • Sé consciente de qué es lo que te hace perder el control
  • Siempre que quieras resolver un problema es importante que sepas qué es lo que lo causa.
  • Busca ayuda psicológica
  • Algunas personas no pueden controlar su carácter por situaciones que vivieron en el pasado y que condicionan su actuar. En esos casos es muy importante recurrir a apoyo especializado.
  • Toma distancia
  • Si de plano estás a punto de convertirte en Hulk, lo mejor es que te retires del lugar, y cuando ya estés con la cabeza fría entonces resuelvas la situación.
  • Piensa en soluciones no en represalias
  • Por lo general, siempre queremos vengarnos, pero la venganza, aunque al calor de las emociones se escucha tentadora, no resuelve el asunto de fondo; de modo que mejor planea cómo resolver el asunto de raíz y de manera inteligente.
  • Piensa en motivos para sentirte a gusto con lo que eres y con tus circunstancias
  • Hay mucho de que dar gracias, pero por estar concentrados en otras cosas no lo vemos.
  • Por eso, no te enojes, porque el que se enoja pierde; pierde la oportunidad de estar tranquilo, de ser feliz, de disfrutar su vida, pero sobre todo se pierde de tener salud física y emocional. ¡No te enojes, no vale lo que cuesta!

 

 

 

 

Original.

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