El nuevo escenario de la depresión adolescente. Parte I

Depresión

Hoy los adolescentes parecen estar más vulnerables que nunca: En Chile cerca del siete por ciento de ellos sufre de depresión, una cifra que supera el promedio internacional y que tiene a los especialistas en alerta.  La globalización, la sobreprotección en la infancia y una mala concepción de lo que significa ser feliz son algunas de las causas.

“No sé qué más hacer, incluso antes de empezar a estudiar sé que voy a fracasar, siento que les he fallado a todos, al colegio y a mis padres”.  La afirmación, pronunciada por una joven de 17 años, alumna de un colegio de alta exigencia académica, le quedó grabada al doctor Yamil Quevedo, psiquiatra de la Unidad de la Adolescencia del Instituto Médico Schilkrut.  Lo impactó, porque reflejaba perfectamente  el estado de culpa y desesperanza en el que se encuentran varios de sus pacientes.

En los últimos años, la psiquiatra infanto-juvenil Muriel Halpern dice ver en promedio a cuatro pacientes depresivas a la semana.  En algunas ocasiones ha tenido incluso que cerrarles el año antes de diciembre a algunas de ellas.

Y en el último tiempo, la psicóloga y psicoanalista Lilian Hitelman dice haber visto multiplicarse las consultas de jóvenes estresados en edad de pasar del colegio a la universidad. -Es un momento crítico, en que se separan de los amigos de infancia y tienen que hacer nuevos, en que ya no está el control externo del colegio y sus horarios.  Entran a la universidad, tienen que ser autónomos y no están preparados- explica.

Los expertos son casi unánimes: En Chile son cada vez más los jóvenes que se enfrentan a transtornos del ánimo y que se sienten abrumados al punto de tener que pedir ayuda.  Las cifras lo confirman.  Un estudio publicado este año por The Journal of Child Psychology and Psychiatry -realizado por especialistas de la Universidad de Chile, la Universidad de Concepción y la Brown University en Estados Unidos- indica que un 6,9% de los niños de 12 a 18 en Chile sufre de una depresión mayor.

A nivel internacional, las investigaciones sitúan el porcentaje de incidencia de depresión adolescente en un cinco por ciento, lo que significa que nuestro país se enfrenta a un problema de salud mental inquietante.  Por eso, sin duda, el pasado mes de octubre, el Ministerio de Salud optó por incluir esta enfermedad entre las 11 nuevas patologías del AUGE.

-Hoy en día, los jóvenes desde el colegio están expuestos a la depresión y ansiedad en su entorno, a ver conductas autodestructivas entre sus pares o en personas cercanas.  Además, nos encontramos en una sociedad altamente exigente en cuanto a resultados académicos, al éxito en distintos planos, de mayor individualismo, centrada en el consumo, en la valoración del tener bienes como parámetro de bienestar, más que en la valoración de cómo es cada persona o cómo se sienten interiormente -resumen los doctores Susana Morales, Jorge Barros y Orietta Echávarri, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Católica, quienes han investigado en profundidad el tema del suicidio adolescente, también en aumento.

Agregan: Todo esto, sumado a las vulnerabilidades personales, puede estar haciendo más difícil para los jóvenes poder compartir sus sentimientos cuando se sienten mal, angustiados, agobiados, frustrados o fracasados.

Adolescentes frágiles

Hay que distinguir.  Por los cambios propios de la adolescencia, los jóvenes pasan por períodos de angustia y  tristeza que no son necesariamente patológicos.  Eso siempre ha ocurrido: los adolescentes tienden a tener cambios de humor repentinos, a dormir más, a pasar por momentos de desgano y apatía.  pero no por eso están deprimidos, dicen los especialistas.

Lilian Hitelman, quien es docente y miembro del comité académico de la Universidad del Desarrollo, explica más en detalle el orígen de esa característica de la adolescencia.  Explica que es la etapa en que el niño debe lograr la construcción de una identidad propia “desde adentro” y que eso implica una serie de duelos.

– Los estados depresivos naturales, no patologicos, del adolescente tienen que ver con eso.  Tienen que abandonar su antigua identidad y crear una nueva y eso es angustioso.  Al hacer ese trabajo psíquico, y como en ese proceso la sociedad toma más peso para ellos, obviamente se hacen más vulnerables.  Es normal que un adolescente tenga episodios de tristeza, períodos de angustia y de somnolencia.  Pero tiene que ser una entrada y una salida -dice.

Hoy, sin embargo, lo que preocupa tanto a padres como a especialistas es que los adolescentes parecen estar más vulnerables que nunca. Son cada vez más los que no logran encontrar las herramientas para enfrentar las demandas externas y hacer esos duelos sin quedar en el camino.

–  Ser adolescentes hoy es particularmente desafiante.  Pareciera que hay un mundo lleno de oportunidades, pero saber aprovecharlas implica tener condiciones que no todos tienen, lo que acentúa las frustraciones -dice Félix Cova, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Concepción, quien ha hecho varias investigaciones sobre la depresión adolescente. Agrega:

– Además el mundo de hoy, que ofrece menos certezas, implica deber tener una mayor capacidad de orientarse en él y de tomar decisiones, y eso puede ser particularmente difícil para los adolescentes.

A eso se suma que los padres no siempre logran darse cuenta a tiempo de las dificultades de sus hijos y captar los primeros indicios de su malestar.  En ese sentido, existen varias señales de alerta.  Una de ellas es la falta de oscilación del ánimo, cuando el adolescente permanece angustiado y triste.  Otra es cuando disminuye su autoestima y cuando se aísla de sus pares.  También hay que preocuparse cuando hay cosumo de sustancias, conductas de riesgo, unido a una baja en el rendimiento escolar.  Y hay que prestarles atención a los adolescentes perfectos, los sobreadaptados, y a los que piden ayuda.

– Los adolescentes no tienden a quejarse ni a recurrir a sus padres, porque quieren ser autosuficientes.  Entonces hay que poner mucho ojo si piden que lo lleven al psicólogo  o al médico -dice el doctor Quevedo, del Instituto Médico Schilkrut.

Su colega, Andrés Borzuztky, psicólogo clínico docente de la Escuela de Psicología de la Universidad de Los Andes y fundador del Instituto, complementa:

– Durante la adolescencia es habitual que aparezca un poco de desgano, de apatía, pero eso hay que diferenciarlo de una depresión, en que están afectados los principales ritmos biológicos como el sueño, el apetito, el aparato digestivo, la sexualidad.

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