De Menena Cottin y Rosana Faría.
2006 Ediciones Telecote (México)
Los colores se ven, claro, se ven, ¿y en la oscuridad? ¿Ya no se distinguen?
Tomás nos enseña que los colores son más que eso, nos muestra que tienen forma, sabor, olores y que todas las sensaciones sirven para percibir y vivir los colores que nos rodean.
El Libro negro de los colores es una exploración de los sentidos; los colores se oyen, se huelen, se tocan y se saborean. Nos llevan a otro nivel, el de la poesía y de la imaginación. El libro juega con la inteligencia del cuerpo y de la mente: nuestros recursos son infinitos para sobrepasar una barrera física. La ceguera no se plantea como una discapacidad sino como la posibilidad de desarrollar otros “poderes”. No existe una sola manera de “ver” al mundo. El mensaje de hecho es válido para todos, esforzarnos para percibir nuestro ambiente de una forma más sutil y poética me parece muy valioso.
Fuera del texto en blanco, el libro es totalmente negro. Se descubren las líneas y formas de las ilustraciones con la punta de los dedos mientras leemos. El texto se presenta también en braille, con un alfabeto al final del libro.
En 2007, el jurado de la Feria del Libro Infantil de Bolonia le otorgó unánimemente a El libro negro de los colores el primer premio en la categoría Nuevos Horizontes, y subrayó que el libro “reúne a un público diverso y así, rompe viejas barreras y dicotomías”.
“Él [Tomás] dice que el color verde huele a césped recién cortado y sabe a helado de limón. Y el negro es el rey de los colores. Es suave como la seda cuando su mamá lo abraza y lo arropa con su cabellera”.
Aquí abajo encontrarán un video con el texto, aunque realmente vale la pena tener este libro entre las manos.
