El dolor crónico está, literalmente, en la cabeza.

¿Por qué algunas personas padecen dolores crónicos y otras pueden recuperarse exitosamente, habiendo sufrido lesiones similares? Según los resultados del primer estudio longitudinal que siguió las imágenes cerebrales de los sujetos que sufrían de una lesión en la espalda, el dolor crónico está literalmente en la cabeza.

La investigación

El estudio desarrollado por la facultad de medicina de la Universidad de Northwester y publicado en la sección de neurociencias de la reconocida revista Nature,demostró por primera vez que el dolor crónico se origina en dos áreas del cerebro relacionadas con la emoción y la conducta motivacional, y entre más se comuniquen estas dos áreas, mayores probabilidades hay de que el paciente desarrolle el trastorno de dolor crónico.

Basados en el nivel de interacción entre la corteza frontal y el núcleo accumbens, los investigadores fueron capaces de predecir al inicio del estudio, y con el 85% de precisión, qué participantes sufrirían de dolor crónico.

El núcleo accumbens es un centro importante para enseñarle al resto del cerebro como evaluar y reaccionar al mundo exterior, y esta región cerebral puede usar las señales del dolor y enseñarle al resto del cerebro a desarrollar dolor crónico.

La muestra estuvo formada por 40 sujetos que no tenían historia de previas lesiones en la espalda y que habían tenido un episodio de dolor de espalda durante 4 a 16 semanas. Todos los sujetos fueron diagnosticados de dolor de espalda por un médico clínico y al iniciar el estudio se tomaron imágenes cerebrales de todos los participantes y luego 3 veces más por un año.

Vanin Apakarian, autora de la investigación y profesora de fisiología en la facultad de medicina de la Universidad de Northwestern, dijo:

“Por primera vez pudimos explicar porqué algunas personas que tuvieron exactamente el mismo dolor inicial, fueron capaces de mejorarse o de sufrir de dolor crónico”. “La lesión en sí misma no es suficiente para explicar el curso del dolor, sino más bien es la relación entre la lesión y el estado del cerebro. Estos hallazgos son el resultado de 10 años de nuestra investigación

Cuanto mayor es la reacción emocional del cerebro a la lesión, más probabilidades hay de que el dolor persista aún después de que la lesión se haya curado. Tal vez las áreas cerebrales de ciertos individuos relacionadas con el dolor crónico están más excitadas o, también puede deberse a la influencia genética o ambiental que a predispone estas regiones a interactuar en niveles de mayor excitación.

“Tenemos la esperanza de que a partir de estos resultados se desarrollen nuevas terapias para el tratamiento del dolor crónico”, añadió Apkarian.

El dolor crónico es una de las enfermedades más costosas, se estima que sólo en EE.UU se gastan alrededor de 600 billones de dólares anuales y todavía no existe unos tratamientos científicos que puedan eliminar los síntomas, siendo el dolor de espalda el más común. Pero la psicología ofrece diferentes terapias que han demostrado ser efectivas y ayudan a los pacientes a mejorar su funcionamiento, incrementando su flexibilidad psicológica y su habilidad para afrontar efectivamente la experiencia del dolor.

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