El autismo como un show

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La cartilla de programación de Netflix se renovó días atrás con “Atypical”, nueva serie original centrada en la transición a la edad adulta de Sam, un joven de 18 años con “autismo funcional” que se lanza en busca del amor y la independencia. La serie funciona como show (es entretenida, sí) pero las principales críticas apuntan a la forma en la que el trastorno es abordado, con espectadores que terminan riéndose por la incapacidad del protagonista a la hora de comunicarse o interactuar en diferentes contextos.

 Mientras Sam (interpretado por Keir Gilchrist) se auto descubre, el resto de la familia debe lidiar con el cambio en sus vidas mientras luchan con el tema central: “¿qué significa realmente ser normal?”.

La serie, producida por Sony Pictures Television, fue creada y escrita por Robia Rashid (“Los Goldberg”, “Cómo conocí a tu madre”, “Will & Grace”), y cuenta entre sus créditos al galardonado con el Óscar Seth Gordon (“Baywatch”, “Los Goldberg”, “Quiero matar a mi jefe”, “The King of Kong”), quien dirige varios episodios.

“El tema de ‘Atypical’ es que nadie es normal, pero Sam es, probablemente, el más normal de todos”, aseguró la creadora del show, Robia Rashid, en relación a los problemas en los que se ven envueltos los demás integrantes de la familia: Jennifer Jason Leigh interpreta a su madre; Michael Rapaport, a su padre; Brigitte Lundy-Paine (“Margot vs. Lily”, “The Glass Castle”) es la hermana de Sam y Amy Okuda, su terapeuta.

Para Rashid, en este sentido, “una de las cosas cool de esta serie es que este personaje es igual que nosotros”.

En la misma línea reflexionó el director Gordon, al decir que “es muy hermoso hacer un programa que trata sobre un personaje que tiene necesidades especiales, pero que no es una serie sobre lo especial que son esas necesidades, sino sobre un chico en una familia”.

En la serie, vemos a Sam asistiendo a una secundaria común y corriente, yendo y viniendo en micro, trabajando pero nunca abandonando su terapia; al igual que su madre, que ha puesto su vida por encima de la ella, asistiendo a grupos de madres de hijos con autismo, algunos más funcionales que otros: Sam, sin dudas, es uno de ellos.

Obsesionado con la Antártida y los pingüinos, la caracterización que de este personaje han hecho acentúa la sinceridad sin filtro de este adolescente, haciéndolo “gracioso” para el show. En la serie, lo “cómico” pasa por las situaciones en las que se ven los problemas que tiene Sam para comunicarse e interactuar.

Para Matthew Rosza, crítico y escritor del sitio Salon, la serie vuelve sobre un creciente estereotipo de personaje con autismo, donde el desorden se transforma en una colección de simpáticas excentricidades televisivas. Según pudo observar, “muchas de las acciones de Sam no son clásicos signos del autismo sino que son violentas, raras, crueles y hacen parecer al personaje como un monstruo”.

Para el autor con autismo Mickey Rowe, los espectadores son a menudo incentivados a reírse de Sam: en la serie le dicen que “nadie es normal”, pero el programa construye a Sam de modo que cuando no actúa de modo “normal” se supone que es desternillante.

Así, lo vemos interrogar a un farmacéutico antes de comprar preservativos con preguntas del tipo “¿me los puedo probar antes de usarlo?” o “si no los uso, ¿los puedo devolver?”, una escena que se podría haber obviado porque, para ser honestos, ¿es característica típica de un chico con autismo no saber estas cosas?

Otra de las principales críticas que se ha hecho al show es el de haber elegido a Keir Gilchrist para ponerse en la piel de Sam: Sam es autista, pero Keir no, y aunque no es sorprendente que una persona sin autismo se ponga en la piel de una persona con autismo (de hecho, es la norma: los ejemplos sobre personas con discapacidad interpretando personajes con discapacidad son exiguos -el año pasado se dio un refrescante caso con “Speechless”-) sí es decepcionante en un programa que se promueve como un show que incrementa la visibilidad sobre el trastorno.

Sin escritores, directores o actores con autismo, dice Rowe, “Atypical” no tiene las herramientas necesarias para alcanzar su meta de retratar la experiencia del autismo.

Cuando se estrenó “Las Estrellas” (El Trece), una crítica similar se hizo sobre el personaje con Síndrome de Tourette. La actriz Violeta Urtizberea interpreta al personaje pero, según contó, no recibió entrenamiento especial para hacerlo y, en lugar de asesorarse con personas con el síndrome, apenas buscó el consejo de un psicólogo y luego realizó su criticada interpretación

 

 

Original. 

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