Ejemplo de inclusión en acto de fin de año

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Un ejemplo de inclusión. Eso se vivió en la Escuela 832 de esta ciudad en lo que fue la velada anual de cierre del ciclo lectivo. ¿Por qué? Se adaptó todo para que participe Sofía Milagros Gómez, una alumna con discapacidad motriz que pasó a segundo grado y que pudo bailar con un bipedestador, que le permite mantenerse erguida, de la mano de su kinesiólogo.

Las imágenes se replicaron rápidamente en las redes sociales y allí se la ve a Sofía moviendo su pollera roja al son de la música con Martín De Olivera, su kinesiólogo, como pareja de baile. La niña vivió una noche inolvidable.

Sofía nació con una encefalopatía que afectó su capacidad motora, principalmente en los miembros inferiores, por lo que no puede caminar y se maneja en silla de ruedas. Desde pequeñita la cría y cuida Elena, quien también crió a la mamá de la niña. “Es mi bisnieta”, aclaró y explicó que “la mamá la trajo un mes después de haber salido de la incubadora porque nació seismesina”. Elena se hace cargo del cuidado de Sofía, ayudada por la comunidad. “Tengo el apoyo en todo lo que necesito para ella”. Desde chiquita la llevó a sus terapias y a la Escuela 832, donde también encontró un grupo de contención y apoyo para que Sofía pudiera salir adelante.

Muestra de ello es lo que pasó el jueves: en la velada anual participaron todos los grados de la Escuela 832 con números artísticos, las familias ayudaron con los trajes y, como siempre, estuvo presente la comunidad de la Escuela Especial 11 que trabaja y ayuda en la inclusión de Sofía y otros alumnos de la 832. “Cada grado participó con la danza típica de un país. El curso de Sofía preparó un número del que participó la niña que estuvo ensayando con sus maestras y también con el equipo profesional de la Especial 11, con el kinesiólogo De Olivera que la asiste en forma semanal y que también participó de los ensayos haciendo las adaptaciones necesarias para que ella pudiera participar”, explicó la directora de la institución, Lucía Petruf, a PRIMERA EDICIÓN.

“Primero pensamos en que participe con la silla de ruedas, después salió la idea del bipedestador que tenía en su casa y lo ocupa eventualmente. La bisabuela dijo que podía hacer una pollera que lo cubra y así salió la idea, probamos, ajustamos lo que había que ajustar, practicamos y así salió”, relató el kinesiólogo De Olivera a este Diario, la pareja de baile de Sofía en la velada anual. “Ella estaba re feliz y fue una manera de hacerla sentir igual al resto”, agregó.

El bipedestador es un aparato que le permite a Sofía estar parada y “ayuda a fortalecer un poco los músculos de la pierna”, afirmó De Olivera. Sólo que si está mucho tiempo en él se cansa, por lo que alternan con la silla de ruedas.

Una historia de inclusión
El video del baile en la Escuela 832 a la que asiste llegó a las redes pero la historia de inclusión de Sofía comenzó hace mucho. Desde salita de 4 que asiste a la 832, una escuela común que la incluyó como una niña más. Una parte fundamental para que ello fuera posible fue el equipo de la Especial 11 que siempre estuvo para dar una mano. El kinesiólogo, Martín De Olivera, es uno de los integrantes de dicho equipo. “La acompañamos desde salita de 4. En ese entonces ella tenía una debilidad muscular en el tronco por lo que se caía un poco para el costado. Entonces adaptamos la sillita”, indicó De Olivera. También estuvieron presentes en salita de 5 y en primer grado. “Hace un tiempo que venimos trabajando con Sofía”, agregó.

Además, el kinesiólogo la atendió en consultorio durante dos años y, según relató Elena, no le cobró nada por hacerlo. “Siempre le voy a estar agradecida. Dios lo va a recompensar”, dijo la cuidadora de la niña. “Desde que la conozco, Sofía avanzó un montón. No sólo en las piernas sino en las manos. Ella hoy en día en la escuela común escribe sola, con todas sus adaptaciones, hace las tareas igual que los otros chicos”, afirmó De Olivera.

“Es una niña muy activa e inteligente”, dijo Elena. “Estoy muy agradecida a Dios porque su discapacidad no le impide escribir y pone mucho su empeño en querer caminar y tiene mucha fe en Dios, en que la va a ayudar. Yo la incentivo a creer en Dios y pedirle que la ayude. Sé que lo va a lograr”, agregó.

¿Es posible que alguna vez Sofía pueda caminar? De Olivera aseguró que las posibilidades siempre están. “Es la esperanza de todos y es cuestión de continuar con la rehabilitación, seguir fortaleciendo sus piernas y tener esperanza y fe de que algún día, aunque sea con algún accesorio, pueda dar algunos pasos”, cerró.

Daniela Sartori, una de las maes, Sofía y Martín De Olivera.

 

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