Duelo: para superar la pérdida

Niño

Perder, duele. En la vida atravesamos microduelos, desde la pérdida de un celular, explica el psicólogo Juan José Vargas, hasta la más dolorosa: la de un ser querido. En este día de Todos Santos, cuando la tradición enseña que las almas de los muertos llegan a la tierra, dos psicólogos brindan unos apuntes y consejos para llevar mejor el duelo y acompañar a quienes lo sufren.

“En el duelo, una persona puede ser capaz de sentir muchas emociones al mismo tiempo, por ejemplo: rabia y pena; alivio y pena; esperanza y desconsuelo. Entonces, las etapas del duelo, como antes se las entendía, ya no son consideradas así actualmente, porque las etapas van y vuelven, se pueden mezclar, ir y volver, no son consecutivas”, explica Scherezada Exeni, docente de Pedagogía de la muerte y duelo, en la Universidad Católica Boliviana.

“Según las investigaciones, lo más importante, así como el factor determinante para que una persona pueda resolver el duelo, es que decida que puede superar esa muerte, esa pérdida, es una decisión y un esfuerzo. Si no, puede quedarse estancada”, advierte Exeni.

TIEMPOS. ¿En cuánto tiempo se puede superar la pérdida del ser querido? Tanto Exeni como Vargas son enfáticos al señalar que no hay tiempos definidos, dado que cada persona vive el duelo a su propia manera y en su propio tiempo.

“Es completamente diferente una muerte súbita, repentina e inesperada de una ‘esperada’ o más natural, la de un papá anciano o la de una persona enferma. El dolor es el mismo, pero el sistema neurológico procesa más lento que ya no existe esa persona cuando la muerte es repentina; por lo tanto, hay más estrés en una muerte súbita, más shock, más estado de incredulidad”, dice Exeni. Y aunque no hay una manera única de resolver los duelos, los expertos dan tres recomendaciones para sobrellevar mejor un duelo:

RITOS. “Son fundamentales”, dice Vargas, en referencia al funeral y el entierro. “Los ritos funerarios ayudan muchísimo a esta primera parte de aceptar la muerte porque te ayudan a mirar a la persona muerta, a despedirse y a cerrar”, concuerda Exeni.

EMOCIONES. “Hay machismo que no deja llorar, yo recomiendo que lloren cuando quieran, sea que la gente lo está viendo o no. Que se acaben las lágrimas de tanto llorar. Esa es la primera etapa”, afirma Vargas.

Para acompañar a un doliente, lo mejor es ser receptivo a sus emociones, darle espacio para que las exprese, sin tenerles miedo, apunta Exeni.

REUNIRSE. Congregarse en familia o entre amigos y hablar para expresar lo que uno siente ayudará. “Y orar, eso es bueno porque va a ayudar a desarrollar también una alianza familiar. Aislarse no es recomendable”, explica Vargas.

“En términos generales, el duelo es un proceso, no es en etapas ni escalones, sino que va y viene, pero mientras hay movimiento y cambio en la persona, quiere decir que lo está resolviendo en su propio tiempo, en su propio ritmo y en sus propias circunstancias”, apunta Exeni.

¿Cómo saber si se ha pasado un duelo de manera tranquila y normal? Cuando se recuerda con amor, pero ya sin sufrimiento, señala Vargas.

Consejos prácticos para acompañar

Evita decirle al doliente “no te preocupes”, “no llores”, “ya va a pasar”, “no te sientas mal”. Son palabras vacías que no ayudan.

Pregúntale: ¿qué necesitas?, ¿quieres que te abrace o qué quieres que hagamos con esto que estás sintiendo? o ¿en qué te puedo ayudar?

Escucha: Esto implica aguantar las emociones del otro, no tenerles miedo ni reprimirlas. Las emociones nunca son malas, dice Exeni.

Acompaña: para darle un significado a la muerte o ayuda al doliente a readaptar su vida, a deshacerse de la ropa, a reocupar el cuarto o a buscar un nuevo trabajo.

Las embarazadas sí pueden ir a los ritos fúnebres. “Los psicólogos clínicos peleamos a veces contra la cultura que dice, por ejemplo, que una embarazada no puede ir a una funeral porque le estaría pasando la energía de muerte. No es cierto”, cuenta Vargas.

En lugar de decirles a los niños que la persona muerta “ha viajado”, es mejor “hacerles sentir que la muerte es algo real, no algo malo”, dice Vargas, quien recomienda que los niños vayan a los funerales, aunque advierte que esto depende de cómo los hayan preparado.

 

 

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