Dieta, pieza clave en tratamiento de niños con autismo

Autismo

Los productos con gluten tienen proteínas que no son digeridas de forma correcta por los niños o adultos con autismo, además altera su conducta y aprendizaje, sugiere un nuevo estudio realizado por especialistas.

La Liga de Intervención Nutricional contra Autismo e Hiperactividad (LINCA) explicó que las proteínas de los lácteos se convierten en péptidos opiáceos; es decir, productos intermedios de las proteínas y aminoácidos que tienen actividad morfínica.

Los especialistas determinaron que es mejor que las personas con autismo lleven una dieta sin gluten caseína y soya para una mejor aceptación al tratamiento biomédico, y así regenerar la calidad de vida del individuo con autismo y de su familia.

LINCA, organización que promueve la información y formación a familias con personas en el espectro autista, subrayó que llevar a cabo este tipo de dietas no cura la enfermedad, pero ayuda en el tratamiento.

En una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la presidenta de la organización, Cecilia Fernández, contó que su hijo Marcos no habló hasta los ocho años, tenía crisis convulsivas y tomaba cinco medicamentos controlados, los cuales no daban resultados.

«Yo estaba desesperada. Así que comencé a cambiar la dieta y Marcos empezó a emerger, a hacer contacto visual, podía dormir», subrayó.

Fernández mencionó que cuando a una familia se le da un diagnóstico de autismo se replantean las esperanzas y expectativas de vida del paciente.

«Yo les pregunto: ¿qué harían si el diagnóstico fuera diabetes y no autismo?, inmediatamente responden que la alimentación sería lo primero que cambiarían», comentó la activista.

Dijo que la institución que encabeza brinda recomendaciones para reemplazar la leche y el pan, pues se pueden utilizar sustitutos de leche de vaca a base de papa, almendra, arroz, avellana, castaña o coco.

Otra de las opciones es el uso de leche descaseinada y no deslactosada, ya que la intolerancia a la caseína es uno de los principales problemas en el consumo de lácteos, pero sin descartar que además haya gente intolerante a la lactosa, especificó.

Para reemplazar el gluten, que existe sobre todo en el trigo, centeno y cebada, la especialista aconseja el consumo de arroz, maíz, sorgo, amaranto, garbanzo, tapioca, yuca o avena, este último cereal es recomendado bajo ciertas características que no resulten contraproducentes en su ingesta.

Fernández mencionó que dichos cambios en la dieta de los niños y adultos con autismo se pusieron en práctica en comunidades indígenas de México con alimentos que están a su alcance, ya que esta condición no difiere de sexo, edad, comunidad, religión o raza, y los resultados siempre son favorecedores.

«En tres meses se empiezan a ver cambios y, asimismo, cambia el diagnóstico o abordaje terapéutico de un autismo severo o de mucho compromiso a menos, porque se quitó aquello que afectaba la percepción», comentó la especialista.

La presidenta sugirió que los cambios en la alimentación enfocados en el familiar con autismo se hagan también a nivel general, es decir, para todos los miembros de la familia, ya que se trata de modificaciones que traen beneficios económicos y de salud, tanto para la persona con autismo como para quienes lo rodean.

 

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