Definición de inteligencia

Es la capacidad de entender, asimilar, elaborar información y utilizarla para resolver problemas. La Real Academia de la Lengua define inteligencia, entre otras acepciones, como la “capacidad para entender o comprender” y como “la capacidad de resolver problemas”. La inteligencia parece estar ligada con la percepción, capacidad de recibir información, la memoria o capacidad de almacenamiento.

Yo muchas veces me pregunto, ¿siempre debemos utilizar la inteligencia? ¿Cuántas veces la inteligencia nos impide disfrutar la vida? ¿Cuántas veces no valoramos lo simple por ser poco inteligente? ¿Cuántas horas gasta una persona inteligente resolviendo problemas en discusiones que no llevan a nada?

Por qué no nos permitimos muchas horas al día sentirnos poco inteligentes, y reírnos por una simpleza o cantar porque tenemos ganas, y así podríamos enumerar infinidad de conductas “poco inteligentes” y vivir más tranquilos y felices; permitirnos hacer cosas sin miedo a ser juzgados como poco inteligentes e inmaduros.

Esto lo observé el otro día cuando a mis chicos les puse el karaoke, aparato que a todos nos encanta pero que nos provoca pánico escénico pues nos expone al “ridículo” y como estamos acostumbrados a que debemos hacer las cosas bien hechas “siempre”, si no, mejor no lo hago, nos quedamos con las ganas de cantar esa canción, que en la soledad de nuestro coche durante el tráfico o en la regadera cantamos a todo pulmón y con gran pasión. Eso sí, me atrevo a reírme del valiente que canta en el karaoke pero no permito que los demás se rían de mi (aunque la risa en parte es de envidia al ver que se atreve y yo no).

Y si la definición de inteligencia dice: es la capacidad de resolver problemas, y mi problema es no atreverme a cantar, porque no tomo el micrófono y canto —al fin las instrucciones no dicen que el karaoke es para buscar talentos o saber cantar— aquí es en donde cuestiono la definición de “capacidad de entender o comprender”. Ni entendemos el fin del karaoke ni comprendemos la capacidad de otro de realizar actividades divertidas.



También nos habla de la capacidad de memoria: para cantar no necesitas memoria, las letras están en la pantalla, dejemos “la inteligencia” a un lado y disfrutemos de esos momentos sin tener miedo al ridículo. No usemos la inteligencia todo el tiempo pues puede volverse en un

monstruo “come alegrías” y así privarnos de valorar lo intrascendente. Creo que todos conocemos personas así, sumamente inteligentes pero en extremo aburridas.

El uso de la inteligencia en extremo nos aleja cada vez más del niño que tenemos dentro. Ese niño eterno que se conduce con alegría, pues así son las personas con discapacidad intelectual. Ellos sí disfrutan la vida día a día, hora a hora, sin mayores trámites.

Sugiero a la Real Academia de la Lengua añadir a la definición de inteligencia el de “aquel ser que sabe disfrutar la vida sin que importe el qué dirán, usando el tiempo adecuado para ejercer cada acción, realizando la manifestación idónea a cada momento”.

Entonces, sí, podríamos pedir ayuda y asesoría a las personas con discapacidad intelectual para que nos enseñen a usar sus habilidades de alegría como son el reír, cantar, bailar, sin que importe si lo realizo bien o no, sólo saber realizarlo desde el corazón.

Dejemos la inteligencia por un momento en un archivero o caja mágica donde no se salga y no la llamemos, con esto, podremos acercarnos a las personas con discapacidad intelectual, para entenderlos, disfrutarlos y tener la humildad de que nos enseñen cómo se disfruta la vida.


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