El fútbol suele dejarnos historias emotivas. La de Fabio Pisacane es una de esas historias de superación que nos recuerdan que con esfuerzo y fuerza de voluntad, no hay (casi) nada imposible.
Pisacane forma parte de la plantilla del Cagliari desde el verano de 2015, con el conjunto de Cerdeña aún en la Serie B. Antes de llegar al equipo sardo, Pisacane había militado en equipos de la segunda y tercera división italiana como pueden ser el Lumezzane, la Ternana, el Avellino o la Virtus Lanciano.
Este verano, con el regreso del Cagliari a la Serie A se le presentó a Pisacane ya sumido en la treintena la oportunidad de debutar en la máxima categoría del fútbol transalpino, una chance que no le llegó hasta el pasado domingo, cuando por primera vez se vistió de corto para vencer como local con su equipo al Atalanta de Bérgamo por 3-0.
Posteriormente, en zona mixta, Pisacane fue cuestionado por su debut en la Serie A y para sorpresa de propios y extraños, el futbolista, entre lágrimas, no fue capaz de articular palabra. Bajo esas lágrimas se escondían unos motivos más que razonables.
Pisacane sufrió cuando ya comenzaba a jugar al fútbol el síndrome de Guillain-Barré, que le impediría calzarse las botas debido a la parálisis que padeció en su cuerpo desde la cabeza hasta los mismos pies. El ahora defensor del Calgiari, llegó a estar en coma, pero jamás se dio por vencido y logró superar la enfermedad para volver a los terrenos de juego. A los 30 años le llegó su oportunidad de disfrutar del fútbol al más alto nivel nacional.
La historia de Pisacane también está salpicada por los intentos de amaños que él mismo denunció a la policía cuando era jugador del Lumezzane, en la tercera división del fútbol italiano.
Sin lugar a dudas, su camino hasta el debut no ha sido sencillo, pero Pisacane al fin ha conseguido lo que quería, jugar en la Serie A.
