¿De dónde viene el Autismo?

Autismo

La primera vez que se utilizó la palabra autismo fue para describir a un paciente esquizofrénico con altos niveles de ensimismamiento que se había replegado en su propio mundo. Acuñado por el psiquiatra Eugen Bleuler en 1908, el autismo sirve para definir a aquellas personas que, por así llamarlo, sienten admiración por sí mismos y llegan al punto de no poder contactar con ningún elemento fuera de su propio ser.

Hans Asperger y Leo Kanner fueron pioneros en las investigaciones de autismo y trabajaron por separado para determinar que existían dos clases: personas sumamente capaces (síndrome de Asperger) y personas que se veían seriamente afectados por la enfermedad (síndrome de Kanner).

De acuerdo con el Global Burden of Disease Study, realizado en 2013, cerca de 21.7 millones de personas tienen autismo. Es decir, 1 de cada 100 personas presenta esta enfermedad que ataca principalmente el potencial socializador de la persona.

El autismo afectará la forma en el que el individuo se comunica y relaciona, de por vida. La realidad de las personas con autismo no es la misma que la del resto de las personas y, a menudo, un paciente autista se ve confundido ante las cosas que el resto toma por sentado. Cuestiones como el lenguaje corporal, las metáforas e incluso las reglas de convivencia social pueden resultarles confusas y alienadas.

Debido a que se trata de un espectro, cada persona con autismo es diferente y la enfermedad se presenta en diversos niveles de intensidad, este es el factor principal por el cual el autismo resulta tan difícil de entender.

Existen sin embargo algunas características del autismo que los investigadores han logrado detectar, por ejemplo, estos pacientes tienen fijación por las rutinas, existen problemas relacionados a la hipersensibilidad de los sentidos (percibir de más, especialmente olores y luz) y una tendencia a interesarse por características muy particulares por lo que establecerán toda su comunicación en torno a estas.

Imagen obtenida por: Tumblr

Las personas con autismo no lucen diferentes y a parte de su falta de atención hacia los demás o el poco entendimiento que tienen en cuanto a la forma de relacionarse, no presentan síntomas que puedan hacerlos destacar. De hecho, en la mayoría de los casos los expertos de la salud tardan hasta cinco años en diagnosticar a los pacientes y por ello se piensa en el autismo como una discapacidad oculta. 

Los pacientes autistas son a menudo mal interpretados y poco entendidos, la propuesta que existe para ellos en cuanto a medios de apoyo social y educativos -así como en el tema de la inclusión- es prácticamente nula.

Las investigaciones sugieren que el autismo es provocado por una combinación de genética y factores ambientales, estudios recientes apuntan a que la obesidad en el embarazo y quistes en los ovarios pueden ser factores que propician esta patología.

Aunque no existe cura para el autismo sí hay intervenciones que ayudan a desarrollar el aprendizaje y pueden ser de ayuda. Un estudio realizado por Rajesh Kana para analizar el beneficio que la lectura podría traer a niños con autismo demostró que, sin importar la edad, la intervención a base de técnicas de imagen cerebral y contacto cara a cara mejora las condiciones que estos niños presentan pues les ayuda a aumentar la actividad en las regiones del cerebro que se relacionan con el lenguaje y el procesamiento visual/espacial.

Aunque aun existen muchas cosas que desconocemos del autismo se sabe a ciencia cierta que ésta patología afecta principalmente a las áreas que le permiten al ser humano entrar en contacto con un ambiente social y por lo tanto ser participe de un mundo en conjunto con otros. Se espera que investigaciones futuras logren encontrar mejores formas de tratar a estos pacientes y ayudarlos a reintegrarse a partir del entendimiento profundo de su condición.

 

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