El culturismo es un deporte de superación. Pero, para algunas personas, lo es aún más. Es el caso de Jesse McKinney, un culturista con parálisis cerebral que compite en la categoría de silla de ruedas.
Jesse McKinney es el ejemplo vivo de que querer es poder y de que las limitaciones sólo existen en nuestra mente. A pesar de su parálisis cerebral, que dificulta mucho todos sus movimientos, ha sido capaz de moldear un físico envidiable gracias a su voluntad de hierro.
Jesse McKinney compite en la división de culturismo en silla de ruedas, donde ha conseguido grandes resultados. En febrero de 2012 inauguró una galería de arte en Pensilvania, la Rising Crow Gallery, donde se exponen las obras de personas con distintas discapacidades, además de las suyas propias. Para Jesse no hay límites ni barreras. Sólo las que uno mismo se quiera imponer.
Así cuenta Jesse McKinney su vida en la web
“Mi nombre es Jesse McKinney y soy el campeón nacional de culturismo en silla de ruedas, peso ligero, de la NPC de 2005. La NPC (National Physique Committee, Comité Físico NacionaI) es la división en la que los culturistas amateur compiten para lograr el nivel profesional. La NPC no tiene nada que ver, por sí misma, con la discapacidad, pero ha creado la categoría de silla de ruedas para que los mejores culturistas en silla de ruedas del mundo puedan competir entre sí. Así que estoy especialmente orgulloso y honrado de participar en este gran deporte con competidores tan asombrosos.
El culturismo me ha cambiado la vida y continúa abriéndome muchas puertas. Sin embargo, todo lo que he logrado sólo demuestra que con los años de trabajo duro y determinación, todos podemos conseguir que nuestros sueños se hagan realidad. Hay pocas cosas gratis en la vida y las que lo son suelen tener consecuencias terribles. He elegido un camino difícil, pero ha valido la pena.
Me gustaría compartir este mensaje con las escuelas, clubes, organizaciones y con todo aquel que quiera venir a escuchar. Mis presentaciones consisten en una charla motivacional, la cual yo doy a través de un dispositivo de comunicación a causa de mi discapacidad del habla, una breve exhibición posando con música y una sesión de preguntas y respuestas para terminar. El espectáculo en sí es gratis. Sólo cobramos por las fotos autografiadas y por los gastos de viaje si nos llaman de fuera de Pensilvania.”
