“Ya se verá si puede llegar a andar, pero una maratón no la va a correr”. Esas fueron las palabras que tuvo que escuchar Yeray Bayon en una de sus primeras revisiones médicas tras nacer con parálisis cerebral. Casi siete años después, ha cruzado la línea de meta de la maratón de Sevilla andando él solo con su exoesqueleto.
Yeray Bayón nació el 4 de marzo de 2011 en Mérida. Tras un parto muy largo y complicado le detectaron parálisis cerebral. Después de varias semanas en el hospital, observaron que su comportamiento no era el adecuado para un bebé. Le hicieron pruebas y le diagnosticaron encefalopatía hipóxico-isquémica, un síndrome producido por la disminución del aporte de oxígeno o la reducción del flujo sanguíneo cerebral al encéfalo.
Tras superar esas dificultades, Yeray salió del hospital después de un mes. Desde entonces visita muchos médicos y especialistas en varias ciudades de España como Cáceres, Sevilla o Madrid y recibe tratamiento de fisioterapia logo pedagógica y atención temprana.
Sin embargo, la terapia con la que más disfruta Yeray es la de hacer deporte junto a su padre. Iván buscó una actividad que pudiera practicar con su hijo y, animado por un amigo, empezó a salir a correr con Yeray. Desde entonces, padre e hijo han corrido varias carreras populares y triatlones.
La última de ellas ha sido la Maratón de Sevilla, celebrada el pasado 25 de febrero. Una carrera con un final muy especial. En los últimos metros, Yeray bajó de su carro para cruzar la línea de meta andando él solo con su exoesqueleto. Un momento muy especial para sus padres que recuerdan una de las primeras revisiones a las que acudieron con Yeray y en las que médico les dijo: “Ya se verá si puede llegar a andar, pero una maratón no la va a correr”.
Gracias a todas estas carreras, el caso de Yeray se dio a conocer y sus padres, Iván y Esther, formaron la Asociación ‘Caminando con Yeray’. Desde la entidad organizan actividades deportivas, culturales y lúdicas para recaudar fondos destinados a sufragar los viajes y tratamientos que necesita su hijo.
Gracias al esfuerzo de sus padres, que nunca le ponen límites, Yeray consigue derribar barreras. De momento, poco antes de su séptimo cumpleaños, ya se ha encargado de cruzar la línea de esa maratón que decían no iba a poder correr jamás. Veremos de lo que es capaz con el paso del tiempo.
