Andrés Aberasturi escribe a su hijo con parálisis cerebral en su nuevo libro

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El periodista Andrés Aberasturi escribe a su hijo Cristóbal, nacido con parálisis cerebral, en su nuevo libro ‘Cómo explicarte el mundo, Cris’, donde intenta dejar testimonio de la verdad, de su historia y de la de Cris, que es «una putada y no hay ninguna razón ni explicación».

«Ni las religiones ni las filosofías ni la medicina ni nadie puede justificar algo que es radicalmente injusto», ha defendido Andrés Aberasturi en una entrevista concedida a Europa Press, con motivo de la publicación del libro, que es «la cruz de la moneda» que escribió y «salió un poco cara» hace casi 18 años: ‘Un blanco deslumbramiento: (palabras para Cris)’.

A sus 67 años, el periodista cree en la necesidad de «llegar a la verdad, aunque sea a través del sufrimiento». Por eso, cuenta su experiencia con Cris, lo que ha pasado y vivido con él, en lo que es una «especie de diario, de carta». «La verdad es lo que cuento en este libro, lo duro que es, lo injusto y, sobre todo, es un grito callado porque es injusto que un inocente sufra, que tenga que padecer», ha enfatizado.

Según ha explicado Aberasturi, ‘Cómo explicarte el mundo, Cris’ (La Esfera de los libros) nace a raíz de uno de los muchos ingresos de Cristóbal en el hospital, como consecuencia de una pulmonía. Una noche, en la que Andrés cuidaba de su hijo, el periodista comenzó a llorar y a decir: «perdoname». «No entendía nada de lo que me estaba pasando porque yo no había llorado nunca», ha revelado.

«¿Por qué le tengo que pedir perdón, si seguramente hemos hecho todos, todo lo posible?», se plantea el periodista, para después aclarar que a partir de ahí empezó «a darle un poco de vueltas»: «A la incomunicación que tenemos que tener con él, lo difícil que es traspasar la piel, las dudas de si nos conoce, si nos reconoce o no, sus afectos y sus desafectos, por qué se ríe, las veces que me habré equivocado al ponerle en un sitio donde a lo mejor él no quería estar, sino que quería estar un metro más allá, las veces que habrá tenido sed y yo no lo he sabido».

Para Aberasturi, escribirle a su hijo ha sido complicado, duro y doloroso porque para ello ha tenido que «revivir todo» de nuevo. «Lo cogía, lo dejaba. Es un libro que no tiene orden ni concierto», reconoce el autor, al tiempo que rememora cómo la editorial le ha «consentido» publicarlo tal y como él lo escribió, «incluso con frases inacabadas porque ya no tenía nada que escribir en ese momento».

Aberasturi es consciente de que es un libro, «en algún aspecto polémico», porque personas que viven su misma realidad «seguramente no están de acuerdo con el enfoque», con su grito y su rebeldía, pero insiste en que no pretende ni ser un «predicador» ni un «libro de autoayuda para nadie». «Simplemente dejo testimonio de mi verdad», ha remachado.

En el relato, el periodista habla del «como si…» que está presente en sus vidas porque es la «única forma de vivir con un poco de paz». «Le hablamos, le traemos, le sacamos, hacemos todo ‘como si’ realmente nos entendiera, nos reconociera, nos escuchara. Es un poco la clave de la convivencia con nuestro hijo, vivir ‘como si’ esas barreras no existieran, pero sabes que existen», ha subrayado.

«Si yo supiera por qué se ríe, haría todo lo posible para que eso que le hace reír pasara siempre. Pero no lo sabes», ha apostillado Aberasturi, al tiempo que reconoce su ruptura con la divinidad, entre otras cosas, a raíz de Cris. «Me parece radicalmente injusto que ocurra y, a partir de ahí, si hay alguien o algo que está por encima de nosotros, ese algo o ese alguien es injusto».

LA SOCIEDAD NO SABE «AFRONTAR EL DOLOR»

Sobre si la sociedad vive ajena a realidades como la de Cris y su familia, Aberasturi cree que sí, pero defiende que el problema no es que la gente sea mala o desagradable, si no que no sabe afrontar el dolor. «Cuando nació Cris, que nació con todos los problemas del mundo, no había bombones ni flores ni visitas. La gente nos quería igual, pero qué iban a decir», ha planteado, para después agregar: «No sabemos afrontar el dolor del otro. Es algo que tenemos que aprender».

En relación con la Ley de Dependencia, el periodista ha declarado que es una norma «muy buena», pero ha criticado que su aplicación es «nefasta». «Entre que no exista y que exista, es mejor que exista. Ahora, convendría que además de existir se cumpliera como tantas leyes en España», ha zanjado.

Ante la proximidad de unos nuevos comicios, Aberasturi se ha referido al hecho de que más de 80.000 personas con discapacidad intelectual, que cuentan con una sentencia judicial de incapacidad total, quedarán de nuevo fuera de las elecciones porque no se les permite votar. «Yo entiendo que mi hijo no puede votar porque que no es capaz intelectualmente de entender nada de lo que es esto. Pero el resto… me parece un disparate», ha enfatizado.

«Es que todavía los políticos están poniendo rayas rojas con los ciudadanos. Cuando hablan de la gente, ¿quién es la gente? La gente son mis hijos, son los que van en silla de ruedas, gente que piensa y, sin embargo, carece de tantas cosas y tantos derechos», ha concluido.

 

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