Adicción a la comida chatarra

Aunque sea alta en grasas saturadas, sodio y calorías, pero pobre en nutrientes y fibra, para algunos, la comida chatarra es algo a lo que es imposible renunciar. Y aunque luzca apetitosa, su consumo frecuente trae muchas consecuencias negativas para la salud.

Probablemente, tras realizar una copiosa cena en un restaurante de comida rápida, hayas comprobado por ti misma la fuerte adicción que es capaz de generar: la comida chatarra hace que desees comer cada vez más y más. Esto no es casualidad. Estudios han demostrado que engancha, al tiempo que produce efectos nocivos para el organismo.

Placer nocivo

La obesidad , el sobrepeso, enfermedades cardiovasculares, diabetes, hiperactividad infantil y alergias son algunas de las patologías asociadas al consumo de una dieta pobre en nutrientes. La comida chatarra incluye alimentos que no aportan ningún beneficio nutricional, por lo que resulta perjudicial para tu salud, debido a su alto contenido en calorías, sal, azúcares, grasas saturadas y aditivos químicos.

No se trata de que te prives de consumirla de vez en cuando, pero por el bien de tu salud, la recomendación es reducir la ingesta de estos alimentos y, en tanto, aumentar en tu dieta el consumo de hortalizas, frutas, granos enteros y grasas buenas, que son alimentos nutritivos, saludables y favorables para tu organismo.

Darte un gusto con comida chatarra satisface el hambre y el deseo de comer algo apetitoso, pero no los requerimientos nutricionales del cuerpo para mantenerse sano y protegido contra las enfermedades.

La investigadora Esther Vivas, activista en materia de alimentación, asegura que si una persona se alimentara durante un mes con comida basura, los daños para la salud serían inmediatos: once kilos de más, hígado graso, dolores de cabeza, depresión y colesterol muy por encima de los niveles normales.

Comida chatarra

Aditivos que enganchan

Un estudio realizado por científicos de «The Scripps Research Institute» comprobó que la comida basura resulta adictiva por el uso indiscriminado de aditivos químicos como el glutamato monosódico, que es un potenciador del sabor, o la tartracina, que es un colorante.

La investigación indica que una dieta basada en ese tipo de productos es capaz de despertar en el cerebro reacciones químicas de bienestar, y produce el mismo efecto que el que se produce cuando una persona consume con frecuencia drogas o alcohol.

Lo más alarmante, indica el estudio, es que cuando los centros de placer del cerebro se vuelven menos sensibles, aumenta el hábito compulsivo , de allí que sientas cada vez más necesidad de volver al restaurante, posiblemente, en búsqueda de una ración más grande.
Fuente: Vistamagazine.com

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