Abrir las puertas de la creación, derribar los muros del autismo

Abrir las puertas de la creación, derribar los muros del autismo

La exposición, ideada por la Fundación CajaSur y la Universidad Emocional, se inauguró ayer, y estará hasta el próximo 28 de junio en el Palacio de Viana y en la Iglesia de la Magdalena de Córdoba, cuya asociación de autismo ha tenido un papel importantísimo.

Se trata de un proyecto que ha confrontado durante meses a 30 niños autistas y a 28 creadores, arquitectos, poetas, cantantes, bailaores, dibujantes de cómic, pintores o escultores, y los ha invitado a construir algo juntos, según ha explicado a Efe Pérez Valencia.

«Cada vez que había un pequeño logro, una mirada complaciente o una palabra agradecida, era un acontecimiento», ha apostillado el comisario de la exposición, que ha alegado que el proyecto le ha hecho sentir la utilidad del arte.

Un enorme tiburón flotante, un cómic que salvaguarda el secreto del salmorejo, unas telas cortadas en tiras que filtran la luz en los patios de Viana, una escultura que representa la tierra de forma poliédrica… son algunas de las creaciones surgidas de un diálogo que ha enriquecido tanto a los artistas como a los niños.

Ricardo, uno de estos jóvenes, se atrevía incluso a salir al estrado y a explicar ante medio centenar de personas lo que él considera la clave del salmorejo, y que es que esté «suave y cremoso».

La emoción es, según Pérez Valencia, uno de los pilares de un proyecto que ha servido para demostrar que el arte sirve «para hacer feliz a la gente».

Abrir las puertas de la creación, derribar los muros del autismo

«La cultura es un componente de innovación social y que sirve para algo más que edulcorar la vida de la gente. La cultura viene a cuestionar el modelo de vida que tenemos», asegura sobre un proyecto que fue «un reto que podía desembocar en un estrepitoso vacío».

Pero «nunca un fracaso», añade, puesto que «sólo por emprender el viaje juntos ya era apasionante», y porque finalmente ha aportado una mirada innovadora a la creación.

«Todo parte de un hecho esencial, la emoción, y a partir de ahí cada uno va configurando el discurso, sin importar el resultado, sino las puertas que se van abriendo y que estaban aparentemente cerradas», señala.

Además, ha servido para cuestionar el proceso creativo, para lo que se ha creado un cuaderno de bitácora en el que cada artista ha explicado su proceso, y que será útil para escuelas de arte, porque demuestra que «a todos los artistas, sin importar de donde vengan, les une el deseo original de una aventura, un logro o un desafío».

El último logro, a su juicio, es haber conseguido innovar a la hora de contar quiénes son los niños, un proceso en el que se han involucrado los padres y familiares.

Al fin y al cabo, define el proyecto como «una obra construida por dos seres muy especiales, que tenían que tener tiempo para conocerse, para enamorarse y para lograr algo juntos».

Arte necesario en un momento en el que la gente sufre, pero en el que «hay niños y niñas que sueñan con transformar el mundo».

Tras la muestra, la reflexión sobre su utilidad, que para el comisario es muy alta, puesto que cree que, dentro de un tiempo, alguien verá ideas de las que surgieron, o diálogos que se propiciaron en este proyecto, y podrá pensar que «supone una nueva forma de comunicar con otras personas».

«Hay un único impedimento. ¿Después qué pasará? Hay que seguir trabajando y peleando de una manera tremenda. Estos chavales tienen talento, y con un poco de paciencia, el talento puede hacer un mundo distinto», ha concluido el comisario de una exposición que parte de la incomunicación para lanzar un mensaje de esperanza.

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