Alrededor de 15 mil personas en el mundo pueden ser afectadas anualmente por la sordera súbita, una enfermedad del oído que puede causar la disminución parcial o total de la facultad de oir, y cuya causa más conocida obedece a la existencia de infecciones de origen viral.
Con el fin de minimizar los impactos de esta patología, si usted presenta pérdida auditiva repentina e, incluso, progresiva; zumbido o ruido en los oídos; sensación de plenitud aural (oídos tapados como si estuvieran llenos de agua); dolor, y sensación de vértigo, debe acudir inmediatamente donde un especialista.
José Antonio Rivas, médico otólogo y director de la Clínica Rivas, aseguró que “por distintas razones que son causa de estudio, se puede padecer, sin previo anuncio, de una sordera parcial o total. Una rápida o retardada consulta al médico especialista puede originar la cura completa, a medias o una sordera permanente a solucionar con audífono”.
Sostuvo que entre sus principales causas se encuentran algunas lesiones del hueso temporal (cráneo) y enfermedades sistemáticas, como las infecciones virales, que afectan también a este mismo hueso.
También existen otras teorías, basadas en estudios, que explican su origen en la aparición de múltiples virus que producirían un daño en la cavidad central del laberinto óseo del oído interno, o en la falta de circulación sanguínea en las células sensoriales; otra hipótesis tiene su sustento en una reacción del sistema autoinmune.
Indicó que esta enfermedad es conocida popularmente como sordera súbita, pero médicamente denominada sordera neuro sensorial, y la padecen personas de diferentes edades, pero es mucho más frecuente entre los adultos, y manifestó que de forma insólita, una persona con una capacidad auditiva normal, puede, de un momento a otro, quedar sorda totalmente.
«Se caracteriza por la aparición brusca, de minutos a horas, de tinnitus (pitidos en los oídos). Las personas sienten una disminución de la audición, en un grado variable, que a veces llega hasta la sordera total».
El otólogo justificó que en cualquier caso, los especialistas recomiendan que las personas sorprendidas por la sordera acudan rápidamente a donde el especialista, para que dé un diagnostico inmediato y oportuno. «De una rápida intervención dependen los resultados positivos que se puedan obtener», precisó el especialista.
Asimismo, aclaró que el pronóstico de la sordera súbita depende de la severidad de la pérdida inicial del grado de vértigo asociado y, sobre todo, del momento de la primera consulta después de su aparición, y afirmó que los pacientes que consultan dentro de los primeros siete días se recuperan mejor.
«Por lo general, alrededor de un 30 por ciento de los afectados con la sordera súbita se recupera totalmente; otro 30 por ciento lo hace de forma incompleta, y el 30 por ciento restante no se recupera», sostiene el médico Ramiro Vergara Campillo, en el Libro Tratado de Audiología de Rivas y Ariza.
De otra parte, Rivas argumenta que desde el punto de vista audiológico, el paciente puede sufrir algunas complicaciones como las fluctuantes disminuciones de la capacidad auditiva, el vértigo recurrente y la baja progresiva a nivel neuro sensorial, y que en estos casos es muy importante el control y el seguimiento médico.
Sostiene que la frecuencia de las anteriores complicaciones es del 3 por ciento; sin embargo, la baja progresiva a nivel neuro sensorial, según los autores Shea y Bowers, se presenta en el 16 por ciento de los afectados.
A propósito del tema, señala que estas dificultades se diagnostican, inicialmente, por medio de la audiometría tonal y de la logo audiometría, «que permiten identificar el tipo y el grado de pérdida auditiva del paciente, y así determinar si la capacidad para escuchar se encuentra disminuida, y si es bilateral (ambos oídos) o unilateral (un oído)».
Finalmente, recomienda que el paciente asista a control con el médico tratante; si continúa la pérdida auditiva, se debe buscar la amplificación auditiva, por medio de implante coclear o de audífonos, para evitar que se afecte la comunicación y, en consecuencia, la interacción del paciente en la sociedad.
